Noticias / Prevención
Publicado el 01/05/2025
¿Porqué seguimos perdiendo vida en los pasos de peatones?
“Entre 2014 y 2023, 1.047 personas salieron de su casa, cruzaron la calzada por donde debían hacerlo, es decir, una zona habilitada para ello, y no volvieron nunca más tras sufrir un atropello. Sueños rotos, familias desgarradas y una pregunta difícil de responder: ¿Por qué seguimos dejándonos la vida en los pasos de peatones?”, comienza el reportaje escrito en la Revista de la Dirección General de Tráfico (DGT), donde se ha entrevistado a Montse Montal, Vicepresidenta de AP(A)T.
Nuestra compañera Montse habla desgraciadamente desde la experiencia, su madre Ana María perdió la vida un día de Reyes al cruzar correctamente por un paso habilitado para peatones, lugar donde fue arrollada por un coche que circulaba distraído a 70 km/h cuando el límite de velocidad en aquel entonces era de 40.
¿Qué está fallando?
En el reportaje se recogen datos alarmantes: en 2023 fallecieron más de 400 peatones, muchos de ellos en entornos urbanos. Desde P(A)T denunciamos que todavía predomina una visión de la movilidad centrada en el vehículo privado, donde la velocidad, la inmediatez y la comodidad pesan más que el derecho a la vida.
Y es que según, las cifras del Observatorio Nacional de la Seguridad Vial (ONSV) de la DGT sobre atropellos en pasos de peatones, hablan por sí mismas: De 1.047 muertos entre 2014 y 2023, casi un tercio de todas las muertes fueron por atropello, en su mayoría (87%) se sitúan en entorno urbano. Además, el 86,9% de los atropellos con fallecidos, el peatón no cometía ninguna infracción, poniendo el acento en que tanto la velocidad como la distracción fueron las causas más recurrentes de estos siniestros.
Propuestas que salvan vidas:
Si queremos que caminar seguros, tenemos que construir espacios urbanos que prioricen a las personas: reducir velocidades, rediseñar los cruces, eliminar puntos negros, mejorar la iluminación y, sobre todo, hacer cumplir la norma. En P(A)T apostamos por:
Calmado de tráfico real y efectivo, no solo simbólico, especialmente en zonas escolares, residenciales y comerciales.
Diseño urbano centrado en la protección de los más vulnerables: peatones, personas mayores, infancia, personas con movilidad reducida.
Campañas de concienciación y educación vial con enfoque de derechos humanos.
Revisión del Código Penal y sanciones administrativas para que la impunidad en ciertos comportamientos desaparezca.
Montse Montal con el periodista David Losa
En relación a esto, Álvaro Gómez, director del ONSV, explica en este reportaje que se deben “construir entornos más seguros, potenciar itinerarios accesibles, ajustando los límites de velocidad al mínimo posible”. Algo que ha mejorado desde mayo de 2021 gracias a la implantación de un límite máximo de velocidad de 30km/h en calles de un solo sentido de la marcha en zona urbana. “El balance de los tres primeros años de su aplicación revela que los peatones fallecidos por atropello en nuestras ciudades se han reducido un 16%”, explica Álvaro Gómez.
Un dato que da esperanza, pero que no es suficiente, como asociación de víctimas, seguimos trabajando para que ninguna familia tenga que atravesar el dolor de perder a alguien por el simple hecho de ir caminando. Y, como decía nuestro querido Ole Thorson, “La ciudad debe ser para las personas, no para los coches, porque peatones somos todos”. Así mismo opinan Ciudades que Caminan, representado por Ana Montalbán que cree firmemente que el problema de los atropellos es “una cuestión de educación vial, de vigilancia y, sobre todo, de cambiar los entornos con otra jerarquía de prioridades. En la pirámide invertida de la movilidad urbana, el peatón debe estar en la cima. Si hay un atropello por error humano, es mejor que se produzca a 20 km/h que a 60, la diferencia es la vida”.
Y es que cada atropello en un entorno supuestamente seguro es un fracaso de todos. Tenemos que seguir trabajando para que haya un mayor calmado del tráfico en nuestras urbes en favor de la vida de todos.