“No podemos normalizar que en Semana Santa haya muertes en la carretera”, Yolanda Domenech en CAT Radio

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“No podemos normalizar que en Semana Santa haya muertes en la carretera”, Yolanda Domenech en CAT Radio

No podemos normalizar que en Semana Santa haya muertes en la carretera. Esperamos los datos dando por hecho que alguien morirá. Y no se trata solo de cifras: son vidas truncadas, familias destrozadas. Y eso no lo podemos normalizar.

Los desplazamientos de estos días son distintos a los habituales. Normalmente conocemos dónde hay una curva peligrosa o dónde suele haber retenciones. En cambio, estos días conducimos por carreteras que no conocemos, con más tráfico, muchísimos desplazamientos, vamos por vías desconocidas, con ganas de llegar al destino (quizás con prisas)… Y eso conlleva un riesgo añadido.

Además, sentimos que al ser vacaciones podemos relajarnos. Pero la carretera no es un lugar para desconectar. Al contrario: debemos estar alerta. Incluso en los trayectos cortos que hacemos en el lugar de vacaciones, para ir a comprar el pan o llegar a la playa: muchas veces uno no se pone el cinturón o el casco porque ‘total, es un momento…’ Y no, no podemos relajarnos.

Las causas las conocemos: velocidad, alcohol y drogas, distracciones —como el móvil o el sueño también, sí—. Todos estos son factores evitables. Si conducimos bajo los efectos del alcohol o las drogas, si nos distraemos con el móvil, si no descansamos lo suficiente antes de un trayecto largo, estamos poniendo vidas en peligro. La nuestra y la de los demás.

No estamos hablando de mala suerte, estamos hablando de responsabilidad.

No estamos hablando de mala suerte, estamos hablando de responsabilidad. No hay excusas.
De hecho, en las charlas a infractores que han perdido puntos del permiso de conducir, hay una frase típica: yo controlo. Mucho cuidado con el exceso de confianza.

Cuando alguien muere en un siniestro de tráfico, el dolor es inmenso. Pero también lo es vivir sabiendo que has causado un siniestro. Hay sufrimiento en ambos lados.
Las personas que sobreviven a un siniestro con consecuencias para otros también cargan con una gran culpa, y no es fácil vivir con el peso de una muerte a cuestas.

Conducir es un acto cotidiano, que conlleva mucha responsabilidad.
Desde la asociación pedimos que se deje de percibir impunidad. Porque hoy en día, matar en la carretera puede salir prácticamente gratis.

Necesitamos penas más duras y más coherentes con el daño causado, porque el sistema penal actual no tiene suficiente fuerza para prevenir. No hablamos de castigo como venganza, sino de justicia y prevención. Cuando no hay consecuencias claras, el mensaje que se transmite es que no pasa nada.
Y sí pasa. Pasa mucho. Miles de vidas perdidas, familias destrozadas y una sociedad que se va acostumbrando.

Quiero terminar con un mensaje positivo: hay muchas personas que lo hacen bien. Y creo que no es exagerado decir que puedes salvar vidas si lo haces bien. Y eso es lo que queremos: que todo el mundo llegue a casa. Que no haya más familias marcadas para siempre.