No son cifras. Son personas: 228 familias rotas por siniestros viales evitables en julio y agosto 2025
Menos muertes que el verano pasado, pero siguen siendo vidas perdidas por errores evitables. La meta debe ser cero víctimas.

Durante los meses de julio y agosto de 2025 han muerto 228 personas en siniestros viales, según datos de la Dirección General de Tráfico. Son 15 menos que el verano pasado, sí. Pero no son solo 15 vidas menos que lamentar: son 228 familias que han perdido a alguien para siempre y a otras 949 les ha cambiado la vida al resultar heridas graves. Y eso, aunque sea en un contexto de mayor movilidad (+2,77 %), no puede celebrarse como un éxito, porque cero víctimas sigue siendo la única cifra aceptable.
Lo decimos sin rodeos: mientras sigamos aceptando estas cifras como inevitables, seguiremos permitiendo muertes evitables.
Los datos no mienten: el error humano sigue matando
Pese a la ligera reducción, los datos oficiales de la DGT confirman lo que llevamos años denunciando:
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El 27 % de los fallecidos en turismos o furgonetas no llevaba el cinturón de seguridad puesto.
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Dos motoristas y un ciclista murieron sin casco.
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Uno de cada diez fallecidos era peatón. De ellos, 9 en autopista o autovía, y 11 en carreteras convencionales, donde ni siquiera deberían caminar.
Son cifras que duelen porque reflejan descuido, negligencia, errores evitables. Y lo más grave es que seguimos sin aprender. A pesar de las campañas, a pesar de las advertencias, seguimos creyendo que no pasa nada, hasta que pasa.
¿Qué estamos haciendo mal?
Durante años, hemos querido culpar a la carretera, al coche, al destino. Pero el problema es más profundo y más incómodo: el principal factor de riesgo en la carretera sigue siendo el comportamiento humano.
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Conducimos bebiendo alcohol o consumiendo drogas, aunque sabemos que eso mata.
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Pisamos el acelerador más de lo debido, convencidos de que tenemos el control.
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Nos distraemos con el móvil, con la radio, con cualquier cosa, como si un segundo no pudiera ser la diferencia entre la vida y la muerte.
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Descuidamos normas básicas de seguridad: el cinturón, el casco, la distancia de seguridad.
Sí, la siniestralidad ha bajado. Es cierto que la siniestralidad de los motoristas se ha estabilizado después de una década de aumento, lo que es una buena noticia. Pero también es cierto que, cada día, aún mueren personas por errores humanos perfectamente evitables.
La reducción no es suficiente: cero es el único objetivo
No podemos normalizar que más de 200 personas mueran en dos meses por algo tan cotidiano como desplazarse por carretera. No podemos aplaudir pequeñas bajadas si seguimos sin atacar el fondo del problema.
Creemos que ha llegado el momento de un cambio real, profundo, duradero. Y ese cambio empieza en tres frentes: instituciones, sociedad y personas.
¿Qué se puede hacer?
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Aumentar el control y la vigilancia, de forma sostenida y visible.
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Invertir en infraestructuras seguras, especialmente en las carreteras convencionales. Carreteras que perdonen.
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Mejorar la protección de peatones y ciclistas, especialmente en zonas interurbanas.
- Fomentar ciudades más calmadas y sostenibles en las que los usuarios vulnerables son el centro y están protegidos.
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Imponer sanciones ejemplares para quienes ponen en riesgo la vida ajena.
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Cambiar la narrativa: no son accidentes, son siniestros, y la mayoría se pueden evitar.
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Promover una cultura de respeto y prudencia al volante, desde la escuela hasta los medios de comunicación que nos ayudan a llegar con el mensaje al mayor número de personas posibles.
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Apoyar campañas de prevención, no solo en verano, sino todo el año.
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Dar más voz a las víctimas porque cada víctima representa una tragedia humana, no una estadística y si escuchamos activamente y desde la empatía, podemos evitar que vuelva a pasar.
Lo que debes hacer tú
Sí, tú. Porque la seguridad vial no es solo cosa de los demás. En la vía estamos todos y todos somos parte de la solución.
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No conduzcas si has bebido o estás cansado.
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Respeta los límites de velocidad, siempre.
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No uses el móvil al volante. Nunca.
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Ponte el cinturón o el casco, aunque sea un trayecto corto.
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Sé consciente de que no estás solo en la carretera.
Porque cada vida cuenta
Lo repetimos cada año. Y lo volveremos a repetir hasta que deje de hacer falta:
Cada vida importa. Cada uno de esos 228 fallecidos este verano tenía un nombre, una historia, una familia, unos sueños. Y cada uno dejó atrás dolor, vacío, silencio.
No podemos permitirnos seguir aceptando esto como parte del precio de movernos. No vamos a dejar de insistir. Porque no somos una estadística. Porque lo hemos vivido. Porque sabemos lo que duele perder a alguien por un error evvitable.
¿Vas a esperar a que te toque?
No te pedimos grandes sacrificios. Solo respeto, conciencia y responsabilidad.
Estamos seguros que entre todos lo podemos conseguir. La próxima vez que salgas a la carretera, recuerda: puedes salvar una vida. Tal vez la tuya. Tal vez la de alguien que amas.



